Singapur / 20-junio-2008 / 00.30h aprox.
Me he despertado a eso de las 07.30h pero, como anoche me costó dormir, he aguantado en la cama hasta las 08.15h. Hoy he llegado a 500 abdominales sin parar. Después me he dado una ducha fría y tras aplicarme el antiojeras, la mascarilla anti-edad y el reconstituyente he desayunado cuatro tostadas, dos huevos pasados por agua y un buen vaso de zumo de naranja, no esas mariconadas edulcoradas que te sirven en el Starbucks. Salí a la calle sobre las 09.30h, compré el periódico y fui al parque. Me senté en el banco de siempre y empecé a leer las noticias. Nada nuevo. Para mi sorpresa he visto a 30 de marzo, iba acompañada de un macho alfa bastante corpulento, me he tapado enseguida detrás del periódico, creo que no me ha reconocido cuando ha pasado a mi lado. Si lo hubiese hecho, no sé qué hubiera pasado. El tipo era grande.
Pensaba ir a Orchard Road así que he cogido el metro. Adoro el metro, junto a los ascensores, son mi debilidad. Mucha gente, mucho calor, poco espacio. Los parques no están mal pero hay demasiado, cómo diría… ¿aire? Definitivamente, no es lo mismo.
Se ha subido en Braddell. Casi me corro allí mismo. Me he abierto paso, ingeniándomelas hasta que se ha situado justo delante ‘mío’. Hacía tiempo que no sentía algo así. Aspirar… Inspirar. Aspirar… Inspirar… Un brusco frenazo y ha levantado el brazo buscando el agarrador. Aspirar… Inspirar. Su pecho aplasta mi espalda y su aliento me arde la nuca. Aspirar… Inspirar. Noto cómo mis aletas nasales se expanden y contraen. Cómo todo a mi alrededor desaparece, mi cuerpo se derrite y, pesadamente, me abandona por su juego. Y sé entonces que no querría estar en ningún otro sitio. Lástima que al abrir los ojos estaba allí plantada mirándome con cara de asco. Agacho la cabeza evitando su mirada incriminatoria y casi me muero de la risa al ver el bulto en mis pantalones. Esa cabrona me ha puesto a doscientos. Me he tapado con el periódico. Poco a poco me he ido separando y al relajarme la cosa ha ido decayendo.
He bajado en Orchard y me he dirigido a Heeren Centre. He estirado las piernas dando un par de vueltas por el hall y a eso de las 12.45h me he tomado un café en la terraza frente a los ascensores del ala oeste. He visto a 4 y 15 de abril de pasada.
A las 13.18h ha pasado junto a la terraza una occidental tremenda. Parecía la guía de un grupo de jovencitos tecnócratas americanos que la seguían como si fuese mamá-pato. Como iban claramente dirección a los ascensores he dejado unas monedas encima de la mesa y he salido tan rápido como he podido tras ellos. Menuda hembra. Me sacaba casi dos cabezas, sin lugar a dudas, la altura ideal. Llevaba traje de lino de dos piezas. Era azul marino así que dejaba ver esa manchita de sudor tan sexy bajo las axilas. Me he colocado justo detrás ‘suyo’, apoyándome en el espejo de la pared de atrás del ascensor. Una pareja de tortolitos ajenos a la visita yanqui, observaba cómo me deleitaba con cada toma de aire pero sólo se han limitado a sonreírme. Tenía un olor intenso pero agradable, como un buen café. Ha sido una experiencia maravillosa. Se han bajado en la sexta planta y me ha tentado seguirles, pero su olor ha permanecido en el ambiente y he preferido ir a masturbarme al lavabo.
Eran las 13.42h cuando salía de los baños. Me he dirigido a la salida. En la puerta, me he detenido para mirar al cielo. Las nubes se habían ido y he pensado que quizás era mejor comer en alguna terraza del centro, después de todo, hacía una mañana estupenda.