Texto: Daniel Pascual Foto: Marta Baeza
En Madrid encuentro gente que habla mi mismo idioma y en Nueva York encuentro otras cosas, evidentemente. Allí hay `musicazos´ de jazz, pero si quieres hacer algo de flamenco que medianamente camine, seguramente no vas a encontrar gente para hacerlo.
Antonio Lizana es un saxofonista y cantaor que vive y bebe de las fuentes del Flamenco desde los catorce años en San Fernando (Cádiz). Tras tocar y cantar con distintos cantaores y guitarristas de la zona, de los que aprendía sus acordes y los adaptaba al saxo, decidió explorar las posibilidades de su instrumento y recibió formación clásica y de música de Jazz, estilo este último del que se enamoró.
Es uno de los pocos músicos que, a pesar de su juventud, lleva viviendo años de su profesión. Ha tocado con Manolo Carrasco, EA!, Maita Vende cá, Los Aslándticos, Mario Díaz, Miguel Ríos, Chambao, Raimundo Amador y José Mercé, entre otros muchos. Además, ha estado también en el Symphonic Place de New York con la Afro-latin-jazz orchestra de Arturo O´Farrill y, tras esta actuación, le llamaron para colaborar en el próximo disco de la banda que finalmente ganó un Grammy.
Sin embargo, cuando le preguntan que con quién sería su sueño tocar, afirma tranquilo: “El mayor regalo para mí es hacer lo que estoy haciendo, que es tocar con mi grupo, para mí es lo máximo. Lo demás son cosas que van a venir y siempre gustan. Que alguien te llame para tocar es un reconocimiento, eso te dice que lo estás haciendo bien, pero realmente si tengo que elegir entre irme con algún músico de gira como invitado y tocar con mi grupo, lo tengo muy claro: me quedo con mi grupo”.