¡No seas sonco!

Extremeños, ¡esto va por vosotros! PD. No se admiten descalabros.

Dícese en Extremadura de aquel que “sí”, pero “no”, porque no acaba de ‘desenvainar’ lo que quiere (como diría mi madre); ni blanco, ni negro (vamos, que no habla claro ni aunque le aten), y que además es un poco suyo. “¡Cómo todos! ¿O qué?”. Bueno… yo creo que, allá por las tierras de los cerezos en flor, los fotográficos cascos amurallados y los espectaculares teatros romanos, son un poco más ‘rarunos’ que el resto.

Pensando, yo creo que se podría llamar también sonco al que se hace el despistado, como que no se entera, pero tiene un as en la manga… no malvado, pero sí un pelín malicioso. Sonco me recuerda también un poco a sibilino, y a gruñón (pero yo creo que esto último es porque rima con ronco). Ale, ya no me atrevo a decir más… y todo esto sin acritud, que me llamaron sonca el otro día, así, sin comerlo ni beberlo.

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