Pedro y el Capitán o… ¿un héroe contra un villano?

Pedro y el Capitán, de El Hangar

Pedro: “Quiero desentrañar el misterio de cómo un hombre puede, si no es un loco, si no es una bestia, convertirse en un torturador” (…).

El Capitán: “Más bien un pequeño cambio tras otro pequeño cambio. Ninguna convicción profunda. Una pequeña tentación tras otra pequeña tentación. Económicas o ideológicas, poco importa”.

"Pedro y el Capitán" en Madrid, por Círculo Teatro y El Hangar. Fotos: Daniel Garrido

«Pedro y el Capitán» en Madrid, por Círculo Teatro y El Hangar. Foto: Daniel Garrido

 

 

 

 

Son muchos los interrogantes planteados por Benedetti en “Pedro y el Capitán”, pero uno de los más terribles y, si ustedes me permiten, inverosímiles, es cómo un ser humano puede llegar a convertirse en un verdugo. En este sentido, la obra pone sobre la mesa dos crudas realidades: una, que a priori es mucho más fácil ser villano que héroe, y dos, que se puede llegar a lo perverso sin grandes alardes.

Esta segunda afirmación pone los pelos de punta, al menos en mi caso. La inmoralidad, la falta de ética, el desasosiego interno de dar un beso a tus padres o a tu pareja cuando estás vacío por dentro, no siempre llegan de la mano de traumas infantiles, sino, a veces, de pequeñas faltas de ‘responsabilidad’, de pequeños acicates consentidos y aparentemente inocuos.

Pero la obra también sacude al espectador con otra verdad. En determinados momentos, uno pareciera sentirse más identificado con el Capitán y menos con Pedro. Antonio Aguilar y José Emilio Vera, actores protagonistas de la propuesta teatral que está llenando todos los sábados el Off de La Latina, explican a La Locomotora que muchos espectadores les comunicaban lo perturbador de su sentimiento de “lástima” hacia el Capitán, como si sólo se pudiera sentir “asco” al observar de cerca el error humano. ¿Compasión o empatía mal entendida?

Quizá tenga que ver con que el Capitán es… ¿Cómo diría yo? ¿Más humano –si es que humanidad y tortura pueden ir en la misma frase-? ¿No vemos acaso capitanes continuamente a nuestro alrededor? Hombres y mujeres con éxito social, que aparentan seguridad, ética y compromiso en público, y que en privado conocen de sobra sus ruindades y viven intentando ocultarlas. ¿Y cómo llegaron aquí? Poco a poco, con pequeños cambios y pequeñas equivocaciones de las que no quisieron aprender…

Pedro, en cambio, se convierte en un héroe de ensueño, como en la representación irreal de la razón, de la valentía, de los valores. ¿Es acaso Pedro una quimera?

Pues lo cierto es que me niego a terminar esta reflexión sin partir una lanza a favor de lo ético. Aunque menos ostentosos y nada populares, sí que hay Pedros a nuestro alrededor, héroes anónimos que en su parcela y en sus retos diarios, ponen toda su ética, su convicción, y su valentía. Pedro (…) “un hombre que usa su silencio casi como un escudo y su negativa casi como un arma, un hombre que prefiere la muerte a la traición”.

Propuesta teatral en cartel

Antonio Aguilar y José Emilio Vera, en "Pedro y el Capitán". Foto: Daniel Garrido

Antonio Aguilar y José Emilio Vera, en «Pedro y el Capitán». Foto: Daniel Garrido

  • Todos los sábados a las 20:15, el OFF de la Latina ofrece una versión de “Pedro y el Capitán” de Benedetti, promovida por Círculo Teatro y que, en Madrid, cuenta con la participación de la compañía El Hangar. La dirección original es de Blanca Vega y la ‘re-dirección’ a su llegada a la capital es de Tomas P. Sznaiderman.
  • Tras realizar más de 50 bolos en distintos puntos de España, el pasado otoño llegaron a Madrid y, desde entonces, han colgado en diversas ocasiones el cartel de “no hay entradas”. Además, ha sido una de las obras mejor valoradas por los usuarios de Atrápalo, además de ser bien acogida por la crítica.
  • El texto es de Mario Benedetti, y está fechado en 1979. Aunque no hay referencias históricas explícitas, diferentes fuentes han contextualizado la obra en la Dictadura Militar Argentina (1976-1983) o en la Dictadura Cívico-Militar Uruguaya (1973-1985). En cualquier caso, como toda buena dramaturgia, es aplicable a cualquier situación de violencia de Estado.
  • Propuesta de valor. En Madrid José Emilio Vera cogió el relevo a Manuel Monzón para interpretar al Capitán y, según afirman sus protagonistas, en ese momento se cambió el concepto y uno de los apoyos para esta transformación fue la música de Piazzolla: “Nos arriesgamos a sacarle la parte irónica que provoca que el público tenga ciertos ‘descansos’. La obra es muy dramática ya de por si, pero, de esta manera, el público llega más fresco al final”.

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