El estudio de Pablo Martín Caminero es música. Sus paredes, estanterías, recovecos… se decoran con todo tipo de instrumentos o útiles musicales (contrabajos, guitarras, arcos, micrófonos, atriles, discos, etc.). La entrevista, realizada por Daniel Pascual, se desarrolló como un café matutino con un colega imprevisto, un fin de semana cualquiera de un enero luminoso de 2016. Entre otras muchas cosas, se habló de su historia, de sus inicios, de sus futuros, del panorama actual del Jazz, de Flamenco, de Danza, de afectos en el escenario, de Bach e incluso de ‘ofnis’.
Sobre Flamenco-Jazz (fusión): «El flamenco, más allá de un tipo de música, es quizás una cultura. La gente se relaciona en flamenco, la forma de hablar, de comunicarse, de enfocar la música y todo en general es flamenco. ¿Y la fusión como concepto? Cualquier cosa es fusión, tienes todas las influencias que tienes. Y de hecho, lo que se considera pureza es una fusión de otras cosas. Si nos ponemos serios no hay pureza».
Sobre Afectos (Danza y Flamenco): «Para este proyecto he tenido que explorar dentro del contrabajo. He hecho varios temas sólo para ese espectáculo y también hemos hecho un trabajo conjunto (Rosario «La Tremendita», Rocío Molina y yo). Por ejemplo, hemos sacado arreglos de guitarristas antiguos. Todo lo bueno que te pueda decir es poco».
Su próximo trabajo también tiene que ver con la Danza. Se llama Double Bach, con la Compañía Antonio Ruz y la bailarina Tamako Akiyama. Se estrenará los próximos 15 y 16 de julio en el Patio de Fúcares del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro.
Leer entrevista completa aquí.
